martes, 1 de marzo de 2011

INTERVENCIONES HISTORICAS DEL ESPACIO PÚBLICO

Uno de los ejemplos mas característicos de INTERVENCION URBANA para la RECUPERACIÓN del espacio público, promocionado a nivel vecinal, es el barrio de la Boca.


Situado al sur de Buenos Aires es actualmente uno de los lugares más pintorescos de Argentina por su historia, sus costumbres y sus coloridas casonas.

La Boca fue el primer puerto de Buenos Aires, pero debido a problemas tales como la poca profundidad de las aguas y las considerables crecientes y bajantes, entre otros, el puerto se trasladó más hacia el norte de la Ciudad. A pesar de la hostilidad de la zona, a fines del siglo XIX comenzó a instalarse allí una pujante y creciente comunidad italiana con preponderancia de origen genovés que, poco a poco, fueron dándole vida y personalidad al barrio. Con el tiempo se fueron incorporando otros grupos de inmigrantes, españoles, griegos, alemanes y algunos dispersos grupos de franceses y sajones. La Boca de 1870 tenía ya una fisonomía característica y en 1895 era la segunda sección de la capital.

El barrio se caracterizó por ser un barrio de habitantes divertidos, ruidosos y melancólicos, que gracias a su carácter solidario llegaron a formar numerosas instituciones de apoyo comunitario, editaron diarios y fundaron clubes deportivos y culturales. Dada su gran sensibilidad por el arte, en el barrio han nacido cantores, músicos, poetas y artistas plásticos, muchos de los cuales han ocupado lugares significantes en el sentir popular. Uno de los más grandes referentes artísticos de La Boca fue el pintor Benito Quinquela Martín. Este extraordinario artista no tuvo una extensa ni rigurosa formación académica, pero tenía una gran virtud, pintaba su ambiente, su entorno, su barrio, el cual conocía a la perfección. De esta manera, hizo honor al dicho, pinta tu aldea y serás universal.

La Boca presenta una particular arquitectura, casas de madera y chapa con sencillas carpinterías de madera y balcones de hierro que aún se conservan. Los colores de las casas representan una innumerable variedad cromática procedente de los sobrantes de pintura que los marineros traían a sus casas, como la pintura era costosa y la cantidad escasa para pintar toda la vivienda de un mismo color, se aprovechaba hasta la última gota, por lo tanto, se pintaba primero los marcos, para pasar luego a las paredes y pintar hasta donde alcanzara. Aparentemente, en el origen del barrio los colores no fueron ni tan vivos ni tan llamativos como aparecen en la actualidad en la calle Caminito y su entorno. Fue el pintor Quinquela quien reinterpretara la tradición del lugar y asesoró a sus vecinos para que utilizasen estos colores más vivos y variados.

El barrio de La Boca, barrio portuario construido por la inmigración externa e interna, fue reinventado por la inspiración y el trabajo de varias generaciones de artistas que devolvieron a su gente lo que tomaron de él, haciéndose parte de su identidad cultural, que se proyectó a la Ciudad, al país y al mundo. Hoy en día la Boca se puede considerar un claro ejemplo de la necesidad de REGENERAR, REVALORIZAR Y RECICLAR que todo ciudadano lleva dentro, y llevado a la práctica puede hacer resurgir una zona degradada hasta llegar a ser emblema y referente social y cultural de un país.




Fuente: BUCICH, A. El barrio de La Boca. Buenos Aires, 1998. Editorial Planeta. Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires.